Edipo y la Esfinge
- Cristina Santa Cruz

- 24 jun
- 2 Min. de lectura

AUDIOGUÍA Edipo y la EsfingeCristina Santa Cruz
Edipo y la Esfinge
Alfredo Sábat
Óleo sobre tela
100 x 100 cm
2019
Colección Mitológicas
Categoría: Mitos
No hay puerta al mundo que no custodie una pregunta. No hay hombre que cruce el umbral sin enfrentarse a su propia Esfinge.
Antes de ser rey, antes de ser tragedia, Edipo fue un joven que se atrevió a responder. El acceso a Tebas estaba sellado por una criatura híbrida —la Esfinge— que devoraba a quien no pudiera resolver su acertijo. Nadie había sobrevivido a su juicio hasta que Edipo acertó: el ser que camina en cuatro patas al amanecer, dos al mediodía y tres al anochecer, era el hombre mismo. Al nombrarlo, liberó la ciudad… y selló su destino.
Pero ¿qué representa realmente la Esfinge? Es la guardiana del misterio, la encarnación de lo que no se dice, lo que no se sabe y sin embargo se intuye. Mujer, ave y león: mezcla de instinto, belleza y sabiduría. Su poder no es la violencia, sino la revelación. Es ella quien confronta al héroe con su ignorancia, quien pone en juego no su fuerza, sino su conciencia.
En esta pintura, Alfredo Sábat propone una escena tan inquietante como lúcida: la Esfinge no ruge, ni ataca. Se posa, agazapada sobre una columna jónica, mirándolo a los ojos. Edipo —figura viril, moderna, que evoca a Freud— no parece dispuesto a huir. Se sienta frente a ella como quien asiste a una sesión íntima, un análisis profundo. La tensión no está en la amenaza, sino en el intercambio invisible entre lo que se calla y lo que se adivina. El paisaje de fondo, monumental y suspendido, refuerza el carácter mítico del momento.
No toda batalla se libra con espadas. Algunas se enfrentan con la verdad. Y la Esfinge, lo sabe, nunca hace preguntas fáciles.
Junio 2025







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