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Inmaculada



AUDIOGUÍA ETERNAS InmaculadaCristina Santa Cruz





Inmaculada
Jorman
Óleo sobre tela
160 x 120 cm
2023
Colección Eternas
Categoría: Retrato · Historia · Mitología · Imaginación

No necesita alas, ni corona, ni luz celestial. Le basta con estar. Con ser.



Hay un instante —raro, frágil, íntimo— en que todo parece volver a empezar. Como si el alma respirara por primera vez después de un largo silencio. Así fue creado este retrato. En calma. En quietud. En un tiempo que no urgía, sino que contenía.

Inmaculada no es una virgen. O sí, pero no en el sentido dogmático. Es la encarnación de la pureza emocional, de la serenidad que no necesita demostrar, de la promesa que aún no se ha dicho, pero que ya se intuye. El gesto de sus manos —una sobre el pecho, la otra sobre el vientre— no reclama: guarda. Guarda algo que no es visible, pero que vibra.

La tela blanca que la envuelve, como un cielo hecho de tacto, la despoja de todo atributo. No hay lirios, no hay ángeles, no hay estrellas. Y sin embargo, hay una luz que emana. Un aura sin efectos, una mística sin ornamento. Su rostro nos mira, y ese mirar es un susurro de eternidad.

Esta figura recuerda, sin citar, a las grandes vírgenes del arte occidental: la introspección doliente de Leonardo, la delicadeza de Ingres, el dramatismo silencioso de Sassoferrato, la fragilidad prerrafaelita de Rossetti. Pero esta Inmaculada no es de mármol ni de altar. Es de carne serena. De cielo posible. De fe sin religión.

Aquí, lo sagrado no baja del cielo: habita en la mirada.


Abril 2025


Inmaculada en contexto


La figura de la Inmaculada Concepción ha sido una constante en la historia del arte occidental, representando la pureza virginal de María antes de la encarnación. Desde Leonardo da Vinci hasta Murillo, pasando por Sassoferrato, Tiépolo, Ingres o Dante Gabriel Rossetti, la imagen de la joven mujer blanca y serena, tocada por lo divino, ha sido sinónimo de ideal espiritual y belleza incorruptible.

En la obra de Jorman, esa tradición es homenajeada, pero también renovada. Esta Inmaculada está despojada de todo atributo teológico: no hay lirios, palomas, ni rayos dorados. Solo una figura femenina, humana, luminosa en su simplicidad. El manto blanco, símbolo de pureza, no es decorativo: es esencial. El cielo azul no es telón: es espacio real, respirable.

Sus manos —una en el corazón, otra que roza el vientre— abren una lectura simbólica que alude a lo que está por nacer: ideas, vida, tiempo, fe. No hay dogma en esta figura, pero sí una intensa espiritualidad laica, una presencia que invita al recogimiento y a la contemplación serena del porvenir.

Abril 2025


Inmaculada, por Jorman · Óleo sobre tela · 160 x 120 cm · 2023 · Colección Eternas
Inmaculada, por Jorman · Óleo sobre tela · 160 x 120 cm · 2023 · Colección Eternas



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