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Wonderland

Actualizado: 23 abr



AUDIOGUÍA ETERNAS WonderlandCristina Santa Cruz






Wonderland
Jorman
Óleo sobre tela
2024
200 x 150 cm
Colección Eternas
Retrato
Historia / Imaginación / Literatura


En el corazón del cuadro, una niña aguarda, y no sabemos si lo hace en pausa o en tránsito. Sentada con melancólica gracia e inocente nobleza sobre una lit de jour —esa quieta embarcación de espíritu aventurero—, su vestido evoca sin esfuerzo aquel con el que Charles Robinson vistió a Alicia, pero también los pliegues de un tiempo más elegante, más introspectivo, más literario. No sólo lleva sus ropas, sino la mirada curiosa e inquisidora y el peinado de la propia Alice Liddell, como si el tiempo no pasara. O como si no lo comprendiésemos realmente, y sólo fuese un bucle que se repite, como las historias que contamos.

Su gesto, sin embargo, no es de espera: es de exploración contenida. Es la mirada de quien ya ha cruzado al otro lado del espejo, y regresa apenas por un instante para observarnos a nosotros.

El interior que la rodea es tan real como onírico: almohadones decorados con historia, con símbolos, con aves exóticas y escudos florales; con conejitos tomando el té de las cinco; la fleur de lis bordada en finas hebras de oro y una planta de abundantes hojas color esmeralda que parece abrazar una columna neoclásica como si quisiese trepar hasta la sabiduría a través de la educación cultural. Arriba, los conejos —en óleo sobre óleo— parecen saltar fuera del cuadro dentro del cuadro, y nos invitan, como al principio del cuento, a caer sin temor en otro mundo.

La biblioteca no es una mera decoración: es un templo de portales hacia estados de fantasía y abstracciones de la realidad; es aquella que le permite aventurarse entre conejos rebeldes y curiosos a los cuentos que anidan en sus páginas, en ese ropero narniano que alberga mil historias entre los grabados de sus páginas, entelados de sus cubiertas y esa dulce fragancia de libro antiguo y suspiros enmudecidos. Sus lomos nos revelan secretos antiguos: están allí los hermanos Grimm con su oscuridad encantada, Gone With The Wind con sus magnolias rotas, Jane Eyre con su fuego romántico, Peter Pan volando más allá de la infancia, Little Women con su ternura combativa, los Voyages Extraordinaires de Verne y los mosqueteros de Dumas dispuestos a defender hasta el último sueño, las errantes Scènes de la vie de bohème de Murger y Grisette. También están De Palermo a Montparnasse y la poesía creacionista de Andrés Chabrillón, como un faro desde este Sur al mundo. Cada libro, un talismán, una brisa errante que nos atraviesa y conmueve. Cada historia, una llave, un tesoro.

Ella es Alice Liddell, o quizás no. Quizás es Alicia repensada. O mejor: es la niña interior de todos los artistas, escritores y soñadores. Aquella que se sienta y observa, que aún pregunta sin miedo. Una niña que bien podría haber salido de las novelas silver-fork, entre abanicos, cinturas apretadas y conversaciones bajo lámparas de gas, pero que —por la intensidad de su expresión— también podría ser una heroína dickensiana que ha vivido más de lo que su edad aparenta.

La paleta es cálida y envolvente, como un mediodía eterno. Los amarillos y ocres nos recuerdan a la miel y al tiempo dorado; los rosados acarician como nostalgia; los verdes prometen naturaleza viva en medio del orden burgués. Y esa flor de lis que asoma entre los textiles: recordatorio de linajes, pero también de estilos que se heredan como la literatura.

Porque este no es sólo un retrato. Es un testimonio: de una vida construida entre libros, de un arte que se alimenta de la memoria y la imaginación, de una habitación que es catedral del alma. Wonderland es el reflejo más íntimo del universo que inspira hoy a Jorman a pintar. Es su entorno, su privacidad, su lugar seguro; es el techo bajo el que ha pasado el mayor tiempo de su vida. Es su hogar. Es su reino de inspiración, su cuna de conocimiento, su lugar de creación. En Wonderland, Jorman pinta el rincón más íntimo de su geografía emocional.

Y nosotros, espectadores, quedamos también sentados en la orilla, esperando que la niña —en cualquier momento— nos tome de la mano y nos invite a entrar.


Abril 2025


Wonderland, por Jorman · Óleo sobre tela · 200 x 150 cm · 2024 · Colección Eternas
Wonderland, por Jorman · Óleo sobre tela · 200 x 150 cm · 2024 · Colección Eternas



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